Mayo 8

Se dice que unos monjes que caminaban descubrieron un hermoso lugar desde donde podía verse el océano Atlántico. Uno de ellos para descansar, se acomodó en una barca de la playa, mientras el otro se puso a dormir en la tierra. A la mañana siguiente el mar había arrastrado la barca y los vientos dirigieron al monje hasta Inglaterra. Su compañero Fray Roger, entristecido por no haber encontrado al compañero, invocó la ayuda de María.

Dormido tuvo una visión: una estrella caía del cielo con estruendo y quemaba el bosque, y una voz, la de María, le pedía que en aquel lugar construyera un santuario en su honor. Y levantó una pequeña choza con el propósito de cumplir la orden del cielo.

Por las cercanías se corrió la voz de la visión que tuvo el monje para cumplir la petición del cielo. Poco a poco se fue construyendo una abadía. Ahora es sede de una gran Escuela de formación agrícola dirigida por los Hermanos de La Salle. Este santuario estaba a cargo de la Congregación de hermanos religiosos llamados Hermanos de la Misericordia.

En 1938 estos hermanos eran muy pocos y como no tenían muchas vocaciones, pidieron ser incorporados al Instituto de La Salle, lo que obtuvieron. Y así recibimos la misión de custodiar el santuario mariano y difundir su devoción por todo el mundo.

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Nuestra Señora de la Estrella se halla en Montebourg, en el extremo occidental de Francia. En 1955 el Hermano Dionisio de Jesús, Vicario General, proclamó a Nuestra Señora de la Estrella, Reina y Madre de las Escuelas Cristianas.

Debemos de sentirnos alegres, pues tenemos una Madre en el Cielo, una Madre que nos cuida y nos protege con tantísimo amor que no es posible pensar que la vida pudiera existir sin ella, y un motivo más de alegría es la advocación de María en la Virgen de la Estrella.

¡Qué orgullo debemos sentir los lasallistas!, pues es Nuestra Patrona, Nuestra Protectora, pero también tenemos un grandísimo compromiso con ella, que es el de difundir su devoción por todo el mundo, a través de las prácticas marianas, como el rosario, cantos, oraciones e imitándola en sus actitudes.

¡Oh Virgen de la Estrella!

Hacia ti se dirigen nuestras miradas y nuestros corazones de niños:

Tú eres la Estrella Matutina que anuncia la llegada del Día; Tú eres el Lucero Vespertino que refulge durante la noche; Tú eres la Estrella del Mar que nos guía a feliz puerto.

Lo mismo que la Estrella envía su luz del cielo a la tierra,
Así envíanos a nosotros tú Hijo Jesús,      ¡Luz eterna del mundo!

En medio de las tinieblas y tempestades de la vida, En las horas de duda o de tentación, Cuando se nos rebelen las pasiones o seamos débiles,

¡Sé nuestra claridad y nuestra paz!

¡Sé nuestra esperanza y nuestra pureza! ¡Sé nuestra dulzura y nuestra fuerza!

¡Oh Virgen de la Estrella! ¡Que en ti descansen siempre nuestras miradas y nuestros corazones! 

Amén.

Nuestra Señora de la Estrella, reina y madre de las Escuelas Cristianas.

Ruega por Nosotros.

 Viva Jesús en nuestros corazones.

¡Por Siempre!