El inicio del ciclo escolar 2021-2022 no pintaba nada bien para poder establecer reuniones presenciales masivas de jóvenes, la incertidumbre de la pandemia hacía complicada apostar por atreverse a algo así, pero la creatividad de un grupo de lasallistas no se vio apagada por el miedo, sino incendiada por las ganas de vivir la fe, la fraternidad y el servicio, de modo poco explorados. Así surge la propuesta del encuentro Salla Híbrido, en donde de manera local las instituciones se reúnen para entablar diálogos entre ellas a través de conexiones virtuales.
Más de 200 jóvenes de bachilleratos se dieron cita en 18 instituciones lasallistas para vivir el Encuentro Salla cuyo lema fue: Utópicos para un mundo en cambio. Ese sábado 5 de marzo de 2022 fue un momento privilegiado para soñar juntos en maneras de seguir siendo evangélicamente profundos desde la juventud.
Se tuvieron momentos para reflexionar las problemáticas actuales de nuestro mundo, testimonios de jóvenes profesionistas que continúan la misión lasallista aún fuera de la escuela, reflexión en talleres que trataron de responder a las necesidades actuales de los jóvenes y espacios de celebración-oración desde el compromiso de ser cada vez más intrépidos y audaces en la transformación del mundo.
Aquí algunos testimonios de los participantes:
Las dinámicas que se realizaron en el encuentro me parecieron muy buenas y entretenidas, creo que de verdad expresaron el mensaje de seguir llevando la misión a más partes de nuestras vidas. Incluso con la modalidad en línea pude disfrutar del encuentro y aprender de él; su organización estuvo muy bien y las reflexiones que hicimos me agradaron mucho. Me gustaría mucho que hubiera más encuentros, si es presencial mucho mejor.
Ana Lucía Castañeda- Saltillo
Los servidores de Salla tuvimos la oportunidad de participar en el encuentro “Utópicos para un mundo en cambio”. Todos llegamos sin expectativas, no sabíamos que nos esperaba, estamos empezando a recuperar esas experiencias que la pandemia nos arrebató, y como menciona el título tuvimos que buscar nuevas maneras de seguir viviendo la experiencia lasallista.
Es una experiencia que queda en la memoria de todos, nos puso a reflexionar si la manera en la que veíamos era la correcta, si lo que considerábamos “justo” lo era realmente, a ver como el mundo está lleno de obstáculos a la hora de buscar justicia, pero que también hay herramientas y personas que te ayudan a lograrlo. Este encuentro nos enseñó eso que a veces no podemos ver, porque no lo vivimos.
En muchas ocasiones las actividades nos pusieron distintos dilemas, desde cuáles eran los valores básicos en una sociedad, hasta pensar si estábamos haciendo un cambio como lasallistas. Todos nos sorprendimos al conocer las distintas posturas de los otros; conocimos partes de nuestros compañeros que, de otra manera, jamás hubiéramos visto. Pero no todo fue discutir y debatir, también reímos, cantamos, platicamos y sobre todo nos divertimos, hablamos con gente que jamás pensaríamos que tendríamos relación.
Aunque no teníamos a los fraternos de otros estados físicamente con nosotros, logramos tener una conexión, seguíamos los juegos frente a las cámaras, nos reíamos, veíamos sus playeras, cantamos y nos divertíamos con las fotografías. Este tipo de experiencias nos enseñó el verdadero significado de la utopía.
Nos presentaron gente que pone el nombre de La Salle muy en alto, personas que nos recordaron la verdadera razón de porqué estamos aquí, cómo llegamos y hacia dónde vamos. ¿Lo mejor de todo? Nos dimos cuenta de que en todas las profesiones podemos tener una misión de servicio, no importa si eres abogada, doctor, nutrióloga, maestro, bailarina; siempre tienes una misión y lo que estés haciendo, aunque sea pequeño, impacta en la sociedad, todo gran cambio empieza de algo pequeño, ver las necesidades del otro y no cerrarnos a nuestro pequeño mundo.
Este encuentro nos permitió expandir nuestros horizontes, abrimos nuestra mente y logramos ver lo que el prójimo necesita. Comprendimos por qué San Juan Bautista De La Salle tuvo fe en este proyecto y cómo es que a 303 de su muerte, su visión sigue presente y esperemos siga vigente por muchos años más.
Todos tenemos la capacidad de cambiar al mundo, solo necesitamos creer y confiar en que Dios nos acompaña y buscar que eso que sueño, no solo sea para mi beneficio, siempre hay que buscar que ayude a los otros también. Somos el mañana, somos la generación del cambio, la esperanza de un futuro mejor, de nosotros depende mejorar este planeta y nunca tengas miedo de alzar la voz y buscar un cambio. Siempre recuerda que “la utopía es un sueño posible” y “que viva Jesús en nuestros corazones ¡Por siempre!”
Ileana Balderrama Armendariz- Chihuahua
Hania Galaviz Parra- Chihuahua
Maya Irene Caraveo Fajer- Chihuahua
Priscila Garnica Chavira- Chihuahua